22/1/13

Persistencia


Algunas claves del éxito en esta profesión y en la mayoría son; trabajar duro, prepararse adecuadamente y ser imaginativos y emprendedores.

Hay muchas personas que aún tienen la idea de que esto de ser fotógrafo o periodista, es una profesión emocionante, llena de aventuras, ligues y whisky barato al más puro estilo Hollywood. Que mientras estás en algún país exótico, rodeado de maravillas, recibes una llamada telefónica o un email haciéndote un encargo para ir al otro lado del mundo, que seguro será otra aventura más para anotar en la moleskine, que con el tiempo heredarán tus hijos y nietos y leerán con avidez, imaginando al viejo, de país en país, fotografiando desastres naturales, guerras, paisajes increíbles, gobiernos derrocados, animales espectaculares,... y enviando grandes sumas de dinero a casa (como en Las Flores de Harrison) para mantener nuestro invernadero particular, de flores de todos los países donde hemos estado y nuestra mansión Victoriana. Familiares y amigos que no conocen la profesión, me tienen envidia sana por hacer lo que hago. Personalmente, me considero afortunado pero, no por ninguna de las anteriores razones sino porque amo lo que hago, de momento puedo vivir de ello.

La realidad es que esta, es una profesión de austeridad, de hoteles y bares baratos (eso si es cierto), de divorciados, de cientos de correos enviados a editores que nunca obtienen respuesta, de decenas cuando no centenas de fracasos e historias en el archivo que nunca vieron la luz, muchas veces de enormes deudas para poder pagar los equipos y/o llevar a cabo los proyectos, de competencia feroz, familiares y amigos en la distancia (demos gracias al Dios Skype), soledad, horas, días, semanas o meses de documentación para coger la cámara o el boli y afrontar una nueva historia.

Siempre que alguien que acabo de conocer me pregunta qué hago para ganarme la vida, en cuanto termino la frase obtengo la misma respuesta, ¡guau! ¡qué apasionante! Mi curiosidad hace que también pregunte a que se dedican y la conversación, en muchas ocasiones, acaba dirigiéndose a mi trabajo de nuevo, siempre respondo lo mismo, “si bueno, es apasionante pero, tiene que gustarte mucho, es dura y muchas veces nada divertida”, normalmente aquí acaba el interrogatorio, creo que porque no se lo creen demasiado. Es totalmente cierto. Somos autónomos, freelance o como queramos llamarnos, tenemos que levantarnos más temprano que nadie, leer más que nadie y ser más imaginativos que nadie si queremos sobrevivir. Hay una palabra que utiliza un amigo, Pedro Armestre, un grandísimo profesional, la persistencia, ahí es donde está la clave.

También no regalar o malvender nuestro trabajo es fundamental para mantener, no nuestro equilibrio, sino el del periodismo (las firmas no pagan facturas). Debemos hacerlo para seguir contando historias. Si nos parece poco lo que nos ofrecen por nuestro trabajo, no lo vendamos o negociemos menos fotos o un texto más corto y nada de exclusividad pero, ¡no-lo-regalemos! Esta es otra de las claves del éxito, porque si todos hiciéramos lo mismo, ningún medio pretendería tener reportajes gratis o a precios de saldo, el resultado sería que todos viviríamos mejor. Seamos emprendedores, nadie va a venir a tocarnos en la puerta para enviarnos a ningún lado, esa época acabó hace mucho, ahora hay buenos fotógrafos en cualquier lugar, los medios no necesitan enviarnos a nosotros, porque seguro que donde necesitan la cobertura habrá un profesional que tal vez lo haga igual o mejor.

Mientras escribía esto, recibí un Tweet que hacía referencia a que Thomas Jefferson dijo una vez: “soy un gran creyente en la suerte y cuanto más trabajo más suerte tengo”

Teru Kuwayama es un gran emprendedor y un trabajador persistente, en la última década se ha centrado en Afganistán, Pakistán y Cachemira. En 2004, mientras trabajaba en Irak, diseñó Lightstalkers, una comunidad global online de fotógrafos, periodistas, traductores, fixers,... Recibió el Knight News Challenge Award en 2010 para lanzar Basetrack, un proyecto de social media que cuenta el despliegue de un batallón de Marines de EE.UU. en Afganistán de 2010 a 2011.

Este video muestra un poco de su trabajo, más abajo tenéis su web para echar un vistazo.





15/1/13

La Jetée


Christian François Bouche-Villeneuve (Chris Marker), nació en Neuilly-sur-Seine, Francia, 29 de julio de 1921 y murió en París, el 29 de julio de 2012. Escritor, fotógrafo y director de cine francés.

En 1962 hizo La Jetée un cortometraje que cuenta experimentos científicos sobre viajes en el tiempo en un mundo post-apocalíptico.

Lo curioso de esta historia es que está contada con fotografía fija, sonido ambiente, voz en off y algún que otro truco para dar la impresión de movimiento. Es básicamente lo que llamamos hoy, multimedia pero esta es una historia de ficción y creada hace 51 años, al parecer este corto sirvió a Terry Gilliam de inspiración para “Doce monos”, espero que les sirva de inspiración también a ustedes, a mi me ha recordado algo importante, “cuando creamos que estamos a la vanguardia de algo es mejor no abrir la boca demasiado”.


8/1/13

Un nuevo nicho


Leyendo esta semana un post de Carlos Spottorno en el que habla entre otras cosas (como suele ser habitual en él) de encontrar un nicho dentro de la fotografía. He estado dándole muchas vueltas al tema  de “vivir de la fotografía”, me refiero a lo cada vez más difícil que resulta esto. Encontrar un nicho.

Hace muchos años que se, que fotografiar es algo que me gusta. Mi padre me regaló una cámara compacta que llevaba atada con una goma debajo del sillín de mi bicicleta cuando tenía 10 ó 12 años. Con el tiempo, ya en Bachiller, alguien me dijo que se podía vivir de esto, que se podía estudiar. Yo, era un completo desastre en el instituto, así que cuando le dije a mi pobre madre que quería estudiar fotografía, se descojonó pero luego, lo pensó y me concedió el beneficio de la duda e hizo el esfuerzo de enviarme a la isla capitalina (para el que no lo sepa soy de una pequeña isla en medio del atlántico, La Palma) y pagarme los estudios. Esto fue a finales del año 92, no había cumplido los 16 aún, después de mis primeras clases en el Instituto Cesar Manrique, me dí cuenta de que mi vida había cambiado para siempre, eso es lo que quería ser. A mi madre le sorprendieron mis buenas notas, a mi no. En un primer momento, supongo que como a todos los que empiezan, me interesaba todo de esta profesión tan fascinante. Algún tiempo después conocí a otras personas que dirigirían mi vida a lo que soy hoy. Fran Pallero, Ramón de la Rocha y Daniel Santos, me hablaron por primera vez de Robert Capa, Eugene Smith y James Natchwey entre otros, recuerdo, que cuando les conocí, Fran acababa de volver de China por encargo de la Agencia EFE, estudiaba todavía pero hacía un tiempo que colaboraba con algunos medios. Yo imaginé Asia durante meses. Este, sin duda fue otro punto de inflexión en mi vida. A partir de este momento comencé a ver la fotografía como una herramienta para conseguir algo y no como un objetivo en si misma, comprendí el poder que tenía una imagen a través de revistas, periódicos y libros como los resúmenes del World Press Photo. En uno de mis cumpleaños me regalaron un libro aniversario de los 150 años de Associated Press y volví a soñar, esta vez con ser fotógrafo de AP.

Bien, todo esto viene del “nicho” del que habla Spottorno, yo, personalmente sigo pensando igual que en el año 1992, es cierto que me gusta la fotografía, casi todas sus facetas, me gusta aprender de otras disciplinas e intentar llevarlas, en la medida de lo posible a mi terreno pero, esto solo es un pasatiempo para mi, digamos que el periodismo es mi profesión, mi modo de vida y la fotografía es mi hobby y no quiero buscar una alternativa, respeto a quien lo hace, faltaría más, pero yo prefiero seguir luchando.
Sigo creyendo que el fotoperiodismo es necesario, ahora más que nunca, en estos tiempos tan revueltos, creo a pies juntillas que ni ha muerto, ni va a morir, solo está en un proceso de adaptación traumático debido a la mala gestión de los empresarios de los medios, que no han sido capaces de colocar la responsabilidad y la honestidad que implica dirigir un servicio público, por encima del enriquecimiento personal. Pero también nosotros, los profesionales, tenemos gran parte de culpa en esto, hace muy poco hablaba sobre esto con uno de mis mejores amigos, José Luis Cuesta. Nos quejamos de que los nuevos regalan el trabajo o en el mejor de los casos cobran sumas ridículas, que montan fotos, que se pasan con el photoshop, que son demasiado activistas, etc... Pues bien, yo creo que los que estamos en la calle, los que pasamos el mes pensando si llegaremos a final con dinero en el bolsillo, los que estamos sometidos a este estrés desde mucho antes que la crisis golpeara a todo el mundo, con equipos de miles de euros, con vehículo propio, móvil, internet, cuotas a la seguridad social,... debemos, tenemos que sacar tiempo para enseñar, aconsejar a esta gente que trata de incorporarse a este trabajo. Nadie les ha dicho nunca como se hacen las cosas. En España hay cientos, posiblemente, de escuelas de fotografía, pero ¿cuántas enseñan fotoperiodismo? Y de las que lo hacen, ¿cuántas tienen profesores que hayan vivido la calle de verdad, con experiencia en periódicos y/o agencias? Se, que alguna de ellas invita a algún fotoperiodista de verdad a dar una charla de una hora una vez al año y poco más. 

La conclusión a todo esto es, que debemos abrirnos, aconsejar, regañar si es necesario, para ir pasando el testigo a las nuevas generaciones, para que el fotoactivismo, el photochopismo y la dirección cinematográfica no se confundan con el fotoperiodismo o con el documentalismo. Una vez que consigamos hacer esto, los que están llegando podrán elegir quedarse a nuestro lado, en este nicho o elegir cualquier otro, hay muchos, probablemente no se harán ricos en ninguno pero al menos sabrán para poder definirse.

Hablando de nuevos nichos en la fotografía echen un vistazo a esto, vale la pena.